Autopistas del Café S.A.: Historia, Presente y Futuro de un Corredor Vital para el Eje Cafetero
Una obra estratégica para la conectividad regional y nacional
Autopistas del Café S.A. es una sociedad anónima legalmente constituida en Colombia, cuyo objeto principal es la construcción, operación y mantenimiento de carreteras y vías férreas. Desde su fundación, ha estado al frente de uno de los proyectos viales más ambiciosos y relevantes del país: la Autopista del Café, un corredor de aproximadamente 215 kilómetros que une a las capitales del Eje Cafetero –Manizales, Pereira y Armenia– y se extiende hasta el Valle del Cauca por la ruta Armenia – La Paila, integrando así la región al eje logístico nacional entre Buenaventura y Bogotá.
Este corredor ha sido fundamental para el dinamismo económico del centro-occidente del país, facilitando el comercio, la movilidad de personas y mercancías, y fortaleciendo la cadena turística, agrícola e industrial de una de las regiones más emblemáticas de Colombia.
Sostenibilidad financiera: el rol de los peajes
Desde su concesión en 1997, la financiación de la autopista ha dependido principalmente del cobro de tarifas en siete estaciones de peaje:
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Pavas, San Bernardo y Santágueda (Manizales – Chinchiná)
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Tarapacá I y II (Chinchiná – Santa Rosa de Cabal)
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Circasia (Pereira – Armenia), uno de los mas costosos del país.
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Corozal (Armenia – La Paila)
En 2024, el recaudo total de estas estaciones fue de aproximadamente $280 mil millones de pesos, de los cuales $75 mil millones provinieron del peaje Circasia y $71 mil millones del peaje Corozal, ambos ubicados en el departamento del Quindío.
Sin embargo, este modelo ha generado una creciente controversia pública. La alta carga tarifaria, la incompleta ejecución de obras prometidas –como la doble calzada en tramos clave– y los repetidos cambios contractuales, han provocado un amplio descontento entre usuarios, transportadores, autoridades locales y sectores empresariales.
El final de la concesión: desafíos y dilemas
El contrato de concesión expira en 2027, lo que plantea importantes desafíos para la gestión y sostenibilidad futura de este corredor vial. Entre los principales retos se encuentran:
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La culminación de la doble calzada entre Armenia, Pereira y Manizales.
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Garantizar el mantenimiento permanente de la vía y sus condiciones de seguridad.
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Definir un nuevo modelo de operación y financiación que garantice eficiencia, equidad y sostenibilidad.
El fin de la concesión no implica solamente un cambio administrativo: representa una oportunidad crítica para repensar el modelo de infraestructura vial en Colombia, equilibrando el interés público con la necesidad de inversión y mantenimiento de alto nivel.
Escenarios para el futuro del corredor
Actualmente, se discuten tres posibles alternativas para el futuro de la Autopista del Café:
1. Nueva concesión vía licitación pública
Una opción es abrir un proceso competitivo que adjudique una nueva concesión bajo reglas actualizadas. En este marco, Odinsa Vías, uno de los actuales socios del consorcio, ha propuesto una Iniciativa Privada (IP) denominada “Conexión Centro”, que incluye:
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Terminación de la doble calzada entre La Paila y Calarcá.
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Modernización con infraestructura de quinta generación (5G).
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Operación del corredor por 30 años adicionales.
No obstante, esta propuesta ha sido fuertemente cuestionada debido a los antecedentes de incumplimientos contractuales, 26 otrosíes hasta 2022, y denuncias por opacidad en la gestión.
2. Gestión pública con peajes estatales
Una segunda alternativa contempla que los peajes pasen a manos del Estado a través del INVIAS, replicando esquemas como “Vías del Samán” en Risaralda o “Vías de la Cigarra” en Santander. Este modelo permitiría una gestión más transparente, reducción de costos de intermediación y reinversión directa de los recursos en mantenimiento y obras.
3. Reducción o eliminación de peajes
Un sector importante de la ciudadanía y gremios ha planteado la necesidad de reducir o eliminar algunos peajes, especialmente aquellos considerados desproporcionados frente a los servicios recibidos. Por ejemplo, el peaje entre Pereira y Armenia es uno de los más costosos por kilómetro recorrido en Colombia, a pesar de que no cuenta con doble calzada continua.
Propuesta técnica: racionalización de peajes
Frente a este panorama, se ha planteado una propuesta concreta:
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Reducir de siete a tres el número de peajes en el corredor.
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Bajar las tarifas de los peajes de Tarapacá y Circasia antes de renegociar la concesión.
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Establecer que el peaje Corozal, por su ubicación estratégica en el corredor nacional Buenaventura – Bogotá, sea cofinanciado con recursos del Presupuesto General de la Nación o regalías, evitando que el costo de esta obra recaiga únicamente sobre los usuarios del Eje Cafetero.
Controversias y tensiones: ¿infraestructura o negocio?
El debate trasciende lo técnico y se adentra en el terreno político y social. Se ha denunciado que los peajes se han convertido en una fuente de renta y poder político, con posibles usos de los recursos para el financiamiento de campañas electorales o beneficios particulares disfrazados de contratos públicos.
En 2023, un grupo de ciudadanos, empresarios y líderes cívicos del Eje Cafetero envió una carta al Presidente de la República denunciando irregularidades en la administración actual, encabezada por Mauricio Vega Lemus, así como posibles alteraciones del contrato inicial. La respuesta institucional ha sido mínima, lo que ha contribuido a una creciente desconfianza pública.
Asimismo, se ha señalado que algunos segmentos urbanos, como los 11 km en Pereira y Dosquebradas, fueron contados dentro del total de la autopista, pese a tratarse de calles municipales que ya existían, lo cual ha generado dudas sobre la veracidad del alcance de las obras.
Conclusión: 2027, el punto de inflexión
La Autopista del Café es más que un corredor vial: es una columna vertebral del desarrollo regional. El fin de la concesión representa una oportunidad única para rediseñar un modelo más justo, sostenible y centrado en el bien común.
Se necesita un debate amplio, informado y participativo, donde la ciudadanía, las autoridades y el sector privado definan conjuntamente el futuro de esta infraestructura clave. El objetivo no debe ser simplemente prorrogar una concesión, sino garantizar una movilidad de calidad, accesible y con sentido estratégico nacional.
2027 marcará un antes y un después: o se fortalece la infraestructura pública con enfoque ciudadano, o se perpetúa un esquema cuestionado que ha priorizado por décadas la rentabilidad privada sobre el interés colectivo.
¡NO MAS ATROPELLOS POR PARTE DE AUTOPISTAS DEL CAFE CONTRA TODA LA REGION CAFETERA Y LOS USUARIOS COTIDIANOS DE ESTE CORREDOR VIAL EN COLOMBIA!
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